Miami, miércoles 5 de enero de 2022 (Por Dr. Rafael Marrero *). Mientras la China comunista se echa a Cuba en un bolsillo, tras el reciente acuerdo de cooperación firmado entre los dos países bajo el manto de la llamada “diplomacia de la trampa de la deuda”, la nación asiática también va ganando terreno en Occidente de una forma insidiosa, corrosiva y corrupta al decir de expertos en el tema.
No hace falta una bola de cristal para confirmarlo: en el pasado —a causa de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), creada por los comunistas chinos y ahora suscripta por Cuba— varias naciones han quedado atrapadas en las redes del proyecto al no poder pagar las deudas contraídas con el país asiático.
Como consecuencia directa, China se ha aprovechado de sus recursos naturales, se ha adueñado de sus instalaciones o ha pasado a administrarlas, erosionando así la soberanía de países miembros y adquiriendo más poder en ramas clave de la economía, como la educación, salud, biotecnología, ciencia; el turismo y las telecomunicaciones.
Controvertido acuerdo entre China y Cuba
Tal como diera a conocer The Epoch Times, «Cuba y China firmaron un plan de cooperación para impulsar proyectos de construcción bajo el controvertido programa de infraestructura en el extranjero de Beijing, que ha cargado de deuda a muchos países participantes».
Rubricado por el jefe de la principal agencia de planificación económica de China, He Lifeng, y el viceprimer ministro cubano, Ricardo Cabrisas, el acuerdo reafirma «un memorando de entendimiento que las dos naciones firmaron en 2018, cuando Cuba acordó convertirse en una nación participante de la BRI».
Según la Agencia Cubana de Noticias, además de trabajar juntos en varios programas relativos a los citados sectores económicos, el acuerdo también pretende «consolidar y diversificar las relaciones bilaterales entre China y Cuba, [así como] con otros países que se han sumado a la iniciativa».
Un investigador chino citado por The Epoch Times, dijo que, al parecer, «la nación asiática tiene los ojos puestos en los recursos naturales de Cuba y que el acuerdo BRI es bueno porque ambas naciones tienen una fuerte complementariedad económica».
Tal como recordara este estudioso del tema, «Cuba es rica en recursos minerales y una fuente importante de mineral de níquel para China», ya que cuenta con uno de los depósitos más grandes del mundo.
Aparte de eso, el gigante asiático ha sido uno de sus más importantes socios energéticos, toda vez que empresas chinas le han suministrado aerogeneradores a los parques eólicos y han supervisado la construcción de la primera planta de energía de biomasa, ubicada en el municipio avileño de Ciro Redondo.
En este mismo sentido, un reporte de la organización estadounidense American Security Project reafirma que uno de los socios a los que ha acudido Cuba es China, un aliado ideológico dispuesto a apoyar los objetivos energéticos de La Habana, incluido el compromiso de generar el 24 % de energía a partir de energías renovables para 2030.
Basamento de la Iniciativa de la Franja y la Ruta
Creada en 2013 por el presidente de China, Xi Jinping, la Iniciativa de la Franja y la Ruta es un marco de cooperación económica para construir redes comerciales terrestres y marítimas mediante la financiación de proyectos de infraestructura en todo el sudeste asiático, África, Europa y, más recientemente, América Latina.
Según reseña un informe de Friends of the Earth International sobre el tema, aunque en sus comienzos incluía a 64 países, cualquier nación es bienvenida para trabajar en estas áreas: coordinación de políticas, conectividad de instalaciones transfronterizas, comercio sin restricciones, integración financiera y vínculos interpersonales.
La propia fuente indica, además, que «la BRI es un reflejo de los intereses nacionales y externos de China a medida que asciende en el ámbito internacional y se transforma en una gran potencia política y económica mundial».
Asimismo, constituye un intento de abrir nuevos mercados en el extranjero para las empresas estatales chinas, afianzar sus intereses geopolíticos y generar la oportunidad para influir profundamente en las normas internacionales.
Diplomacia de la trampa de la deuda
En los últimos años, y tal como expone The Epoch Times, los críticos han denunciado a Beijing por este modus operandi y por utilizar la llamada “diplomacia de la trampa de la deuda” para atraer a los países a su iniciativa.
Es decir, una vez dentro de la BRI y endeudadas, varias naciones participantes han tenido que renunciar a partes de su soberanía por no poder pagar las deudas chinas. Un ejemplo de esto es el caso de China Merchants Port Holdings, empresa que ahora administra el puerto de Hambantota, en Sri Lanka.
Mediante un contrato de arrendamiento de 99 años, la nación asiática se salió con la suya después de que Sri Lanka convirtiera sus préstamos adeudados de $1.4 mil millones de dólares en capital, en 2017. Como resultado de la incautación del puerto, China ganó un punto de apoyo clave en el Océano Índico.
Así, justamente, es cómo opera el gigante asiático a través de la BRI: se asocia con países ricos en recursos naturales, se adueña de estos o de las infraestructuras creadas cuando las naciones se endeudan y así usa las respectivas materias primas para impulsar su economía y robustecerse.
De lo que caerá sobre Cuba, ya es de imaginar. Con una deuda externa de $132,500 millones de pesos ($5,500 millones de dólares) y un déficit fiscal del 18 % en 2021, la isla, desesperada, se ha dejado embaucar por China, poniendo en riesgo sus escasos recursos y, con ello, cediéndole el paso a nuestro principal enemigo comercial, a tan solo 90 millas de nuestras costas.
Consecuencias para la seguridad hemisférica
Antes de que Cuba entrara oficialmente a la BRI, concretamente, en el pasado mes de marzo, la propia organización estadounidense American Security Project advirtió que la dependencia energética de la isla respecto a China y Venezuela tiene “serias implicaciones para la seguridad hemisférica”.
En cuanto a la dependencia militar, la organización recordó que paramilitares chinos han brindado capacitación en temas de “contraterrorismo” a las fuerzas militares y policíacas cubanas responsables de reprimir injustamente a los manifestantes antigubernamentales.
Con estos antecedentes, más el acuerdo recién aprobado, es fácil deducir entonces el vínculo que se consolida entre el país caribeño y el gigante asiático. Esto es: mientras el uno busca asirse hasta a un clavo caliente para salir de su crisis, el otro se frota las manos porque sabe lo que se avecina.
Ambición de China sobre Occidente
Tal como asegura The Epoch Times, y por si a alguien aún le cabe alguna duda al respecto, «China tiene una ambición que va más allá de Cuba». Llevándolo al refranero popular, la nación asiática intenta matar dos pájaros de un tiro: por un lado, aprovecha los recursos naturales de Cuba y, por el otro, se nos acerca, geográfica y estratégicamente hablando.
Si usted no lo ve así, valore la opinión del excomandante del Comando Sur de EE. UU., el almirante retirado Craig Faller, quien dijo que Beijing busca «establecer una logística global y una infraestructura básica en nuestro hemisferio para proyectar y sostener su poder militar en distancias mayores».
Según el exmilitar, «este hemisferio es la primera línea de competencia [para los chinos comunistas]». Y ya que «nuestra influencia [en esta región] se está erosionando, es importante que sigamos comprometidos».
«Algunos ejemplos [de esa influencia], apuntó Faller, incluyen su búsqueda de acuerdos portuarios, préstamos para apalancamiento político, diplomacia de vacunas, vigilancia estatal de TI y explotación de recursos».
Otra que ha dado a conocer su punto de vista al respecto es la representante Stephanie Murphy (D-FL), quien presentó un proyecto de ley para que varias agencias federales, incluido el Departamento de Estado, preparen un informe para el Congreso, evaluando la influencia de China en América Latina y el Caribe.
En su opinión, «es fundamental que los legisladores estadounidenses comprendan lo que China está haciendo en la región, y tengan una estrategia eficaz para contrarrestar su conducta agresiva y responsabilizar al Partido Comunista Chino por sus acciones».
Amenaza para la seguridad estadounidense
Volviendo al reporte de American Security Project, recordemos que las inversiones de China en Cuba, en cuanto a energía se refiere, han contribuido a una deuda que la isla no podría pagar sin concesiones o reestructuración financiera.
Consideremos también que las próximas colaboraciones en torno a proyectos de infraestructura y telecomunicaciones, igualmente, podrían representar una amenaza para nuestros intereses económicos y de seguridad nacional.
Cuando Cuba esté endeudada con China hasta el cuello, debido a la iniciativa de marras, algo tendrá que hacer La Habana para quedar bien con Beijing. Es justo ahí cuando los comunistas chinos tomarán ventaja y aprovecharán la situación en detrimento de EE. UU.
Con un aliado tan estratégico y cercano a nuestras costas, el gobierno comunista chino no dudará ni un segundo en sacar provecho. Se dice que el mapa de ruta de los proyectos China-Cuba ya está creado. Pienso que el plan a ejecutar cuando la isla no pueda pagarles lo que les debe, también.
Así como han hecho en otros países por diversos motivos, los comunistas chinos harán lo necesario para contrariarnos, no ya a más de siete mil millas de distancia, sino desde unas escasas 90. Innegablemente, tenemos que movernos en la dirección que marcan los acontecimientos. ¡China debe quedar fuera de nuestro hemisferio!
(*) Multipremiado economista y comentarista de noticias. Graduado de las universidades de Stanford y Cornell, es un reconocido experto en EE.UU. en contratación federal, emprendimiento para pequeñas y medianas empresas y gestión de proyectos. Autor del bestseller de Amazon La salsa secreta del Tío Sam.
Fuentes:
https://www.theepochtimes.com/cuba-signs-belt-and-road-agreement-with-china_4178970.html
http://www.cubanews.acn.cu/cuba/15921-cuba-and-china-sign-bilateral-cooperation-plan