Por Redacción Miami.
El empresario Roberto Argüello cuenta su historia en el libro “Miniaturas, soldaditos y Notre Dame” desde su niñez hasta estos días. Su pasión por los soldaditos y cómo transformar un hobby en un negocio.
“A veces me pregunto si debiera de haber sido militar. Tal vez sería una explicación del porqué me gusta tanto coleccionar soldaditos. Pero la verdad es que entre más lo pienso, más me doy cuenta de que cuando veo a un soldado veo a mi padre y mi madre quienes con el mayor cariño me traían de regalo soldaditos en cada viaje que hacían al exterior, veo el amor, la felicidad y ternura que existía en nuestro hogar en Los Robles con mis padres y mis hermanos y siento que recordar esos momentos me hace feliz y vivir cada día, porque la vida es bella”, afirmó Roberto J. Agüello.
Las historias felices son apasionantes. Definitivamente el hecho de provenir de una familia incondicional en la que prevalece el amor, genera una niñez feliz y llena de valores. Los recuerdos de la infancia dejan huellas imborrables en nuestra personalidad, y aquellas cosas que más disfrutábamos cuando vivíamos esa época siguen latentes en nuestra edad adulta. Unas personas optan por pensar que ya llegaron a la madurez, toda esa magia y fantasía, a la vez tan reales, se convierten tan sólo en un recuerdo… no obstante, otras personas, mucho más afortunadas y conocedoras de sí mismas, deciden no perder aquel niño interior por más éxito que tengan, como el ejemplo de Roberto J. Argüello.
Miniaturas, Soldaditos y Notre Dame
¿Cómo lograr que la mayor pasión que tenemos desde la niñez continúe iluminando nuestros días hasta la edad adulta? Mejor aún, ¿Cómo hacer para que aquel hobby que tantos momentos gratos nos ha traído desde edades tan tempranas, genere lucro y gracias a él tengamos una rentable empresa? En el caso de Roberto Argüello podemos apreciar un interesante croquis que puede servir de inspiración para muchas personas, prolijamente narrado en su más reciente libro autobiográfico: “Miniaturas, Soldaditos y Notre Dame.”
Es grato conocer historias de vida llenas de resiliencia como la de Roberto Argüello y su familia. Originario de Nicaragua, Argüello junto a sus seres queridos vivieron épocas muy difíciles, fueron víctimas de las injusticias que traen los regímenes dictatoriales, en este caso de los Sandinistas, quienes tomaron el poder en 1979, prometiendo cambios ante el gobierno de Anastasio Somoza. Esto significó para Roberto y su familia el exilio a Estados Unidos, ya que aquel movimiento político les expropió sus propiedades de manera arbitraria; su hogar en Managua fue invadido por miembros del ejército del gobierno sandinista, donde asesinaron a sus mascotas y quedaron sus pertenencias más preciadas (entre ellas su colección de soldaditos), se convirtió en la embajada de Cuba durante varios años.
“Todos los bienes pertenecientes a mi familia, incluyendo nuestra ropa, fotos y cualquier recuerdo familiar quedaron en nuestra casa. Quién sabe que hizo con estos el gobierno cubano cuando estos tomaron posesión ilegal de nuestra casa el 21 de julio de 1979. Dentro de mis pertenencias personales como mi ropa, televisor, estéreo Bose, parlantes y discos, estaban los soldaditos que a lo largo de más de dos décadas me habían regalado mis padres”, aseguró Arguello.

Roberto Argüello cuenta su historia de vida en su libro autobiográfico: “Miniaturas, Soldaditos y Notre Dame.”
Pasión por la historia
Previo a esos duros momentos, su infancia estuvo marcada por bellos momentos familiares, su manera de narrar esos años dorados nos traslada a una época llena de felicidad y plenitud, cuando con gran complicidad de sus excelentes y amorosos padres tuvo la fortuna de conocer su hobby: las figuritas de soldados que le llevaban con cariño después de cada viaje. El factor elemental que le da todo el sentido a esta afición es la evidente pasión que siente Roberto por la historia. Su libro es un claro ejemplo de ello, es dar un breve, pero conciso recorrido histórico por diferentes lugares, principalmente Nicaragua, pasando por la Guerra Civil de Estados Unidos hasta remontarse a eventos tan remotos como la Tercera Cruzada: siempre resaltando a personajes notables encarnados en los soldaditos.
Sin embargo, Roberto no sólo es una persona apasionada por la historia y que tiene como hobby coleccionar soldaditos. Este carismático nicaragüense es un exitoso banquero, que inició su carrera desde muy joven y por convicción. Tras su exilio a Nueva York junto a su familia más cercana, Argüello estudió en la Universidad de Notre Dame en South Bend, Indiana, donde obtuvo grado de Economía (1977) y posteriormente su Master en Administración de Empresas (1979).
Banquero de alma, vida y corazón
Tras estos logros, Roberto tuvo la posibilidad de trabajar como parte del Departamento internacional de Quaker Oats con un cargo en Colombia y un sueldo de $24.000 anuales a una edad muy joven, pero Argüello, ya sabía lo que era: un “banquero de alma, vida y corazón”. No obstante, algo inexplicable llamado destino lo llevó con Agustín “Gus” Hart, un amigo de su padre también llamado Roberto y la persona que le ofreció esa posición, pero tras conversar con él, Argüello supo que compartían una pasión: coleccionar soldaditos. Esto ayudó a crear un lazo, y siendo sincero tras romper el hielo, le confesó que la oferta era tentadora, pero quería comenzar su carrera como banquero. Al ser Hart miembro de la junta directiva de The Northern Trust Company of Chicago lo ayudó a entrar y Argüello inició allí una exitosa vida profesional en el sector, que luego lo trajo a Miami.
La vida de Roberto también es un ejemplo de temple, ya que sufrió de una dolorosa enfermedad por cinco años, llamada “distonía cervical”, con la que los músculos del cuello se contraen involuntariamente causando mucho dolor y haciendo que la cabeza a fuerza gire hacia un lado. Afortunadamente, pudo contactar al Doctor Guy Bouvier, quien, junto al Doctor Pedro Molina Negro, le realizaron una exitosa cirugía que puso fin a la enfermedad.
“Fue una operación de más de diez horas, en la cual me quitaron doce nervios que tenía dañados en la nuca. La recuperación fue larga y dolorosa. Sentía que la cabeza me iba a explotar y que tenía un fuego dentro de ella que me quemaba constantemente. Me ilusionaba sí, que eventualmente iba a mejorar y gozar la vida, que es bella.”
Desde muy joven, Roberto también descubrió que tenía otra pasión, la de ayudar a la gente igual que su padre, y se convirtió en un importante líder comunitario que durante años ha sido un gran apoyo para la comunidad nicaragüense de Miami, todos aquellos compatriotas que llegaron a la Florida bajo las mismas condiciones que él y su familia: escapando de las injusticias y atropellos que cometía la dictadura. Libró batallas junto a otras personas y asociaciones que también querían ayudar a su gente, pero tuvieron grandes logros, como la aprobación de la ley federal NACARA en 1997.
Las dictaduras tanto de derecha o izquierda, no han sido la solución en América Latina, todo lo contrario, han sido un problema que deja serias consecuencias en la población en diferentes ámbitos, desde el económico hasta el emocional. Los ejemplos son latentes hoy en día, países como Venezuela, siguen sufriendo los estragos; el país sudamericano tiene una de las peores economías del continente, su moneda está absurdamente devaluada y tienen cifras de inflación que incluso han llegado a los 4 dígitos.
Nicaragua, país de Roberto y en este momento uno de los más corruptos del continente según diversos estudios como el último reporte de Transparencia Internacional, pasa por momentos igualmente duros. Después de un atasco en el poder desde el 2007 de Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, el país centroamericano presenta diversos problemas a nivel político, económico y social que parecen acentuarse cada vez más. El régimen de Ortega tiene políticas de represión tan extremas, como no permitir que las universidades privadas operen de manera independiente, sino siguiendo los parámetros del Consejo Nacional de Universidades, entidad perteneciente al Gobierno.
El éxodo nicaragüense
¿Quién termina pagando los platos rotos de aquellas situaciones que fragmentan un país? La población, que desea vivir en mejores condiciones y en un lugar con futuro, por lo tanto, una consecuencia es la emigración. Según datos publicados en Confidencial de Nicaragua, más de 103.000 ciudadanos del país centroamericano salieron a buscar un mejor futuro a Costa Rica o Estados Unidos (principales destinos de los migrantes nicaragüenses) entre enero y mayo del presente año. En las fronteras estadounidenses ha habido récord de detenciones a migrantes nicaragüenses en un solo mes: 18.998. Las constantes violaciones a los Derechos Humanos, la represión sistemática y el anhelo de la libertad son los motivos que animan a los nicaragüenses a tomar la difícil decisión de dejar su país, para buscar una mejor calidad de vida.
Gracias a aquellos detalles de la vida que no son producto de una simple coincidencia, Roberto ha conocido bastantes personas que comparten su pasión por los soldaditos, lo cual le ha abierto muchas puertas en la vida; un ejemplo fue conocer a su gran amigo Jaime Jordán, un banquero de origen peruano, a quien le apasionaban tanto los soldaditos, que él mismo los fabricaba. Ambos deciden hacer de su hobby un negocio y empiezan a vender sets de ajedrez con los soldaditos que ellos fabrican, teniendo gran acogida, vendiendo sus sets en almacenes tan importantes como Scully and Scully de Nueva York.
Cabe agregar que Roberto también es escritor y chairman de la revista latinoamericana Vida y Éxito, además, presidente de la empresa CEO Advisors ubicada en Miami, la cual es una firma de consultoría que brinda diversos servicios que van desde finanzas corporativas hasta relaciones gubernamentales, por mencionar sólo dos.
Como escribe María Elsa Suárez, directora de los noticieros del Canal 23 de Televisión de Nicaragua: “En ‘Miniaturas, Soldaditos y Notre Dame’ vemos como un nicaragüense con tesón, esfuerzo y pasión, triunfa en la vida y en los negocios, venciendo las adversidades y dando siempre soluciones con positivismo, inteligencia emocional, perseverancia y amor a su entorno. Este libro es un regalo a futuras generaciones de lo que hay que hacer para ser triunfador y un empresario éxitos, manteniendo ante todo valores y principios.”
Para concluir, Roberto Argüello con su libro nos engancha desde el inicio, ya que su historia está narrada de una manera sencilla, concreta y fluida, adentrando de manera agradable al lector a su interesante vida con la pasión que se siente a través de sus relatos. Todos los detalles denotan una vida ejemplar y de resiliencia, adornada por un cúmulo de éxitos logrados por el camino correcto, habiendo superado varios obstáculos y momentos difíciles, pero siempre conservando aquel niño interno, que se representa en su hobby, que el día de hoy es una empresa que transmite su felicidad de vivir a sus clientes.
Informe: Santiago Ávila
Fotos: Gentileza de CEO Advisors