Por Marcello Estevão (*).
A medida que el dólar se fortalece las importaciones se tornan más caras (en moneda nacional), lo que obliga a las empresas a reducir sus inversiones o gastar más en importaciones cruciales.
El dólar estadounidense está en una racha, fortaleciéndose en alrededor del 11 % desde el inicio del año y, por primera vez en dos décadas, alcanza la paridad con el euro.
De hecho, un número abrumador de las principales monedas se han depreciado frente al dólar, con grandes repercusiones para el mundo en desarrollo. Dada una serie de titulares, me gustaría describir algunas de las consecuencias clave que tiene un dólar fuerte en los mercados emergentes.
En primer lugar, ¿por qué se aprecia el dólar?
El dólar se está fortaleciendo principalmente porque existe una fuerte demanda de dólares. Las perspectivas económicas de la mayoría de las economías apuntan a una importante desaceleración. Mientras tanto, la guerra en Ucrania ha generado un enorme riesgo geopolítico y volatilidad en los mercados. Además de eso, una inflación histórica ha llevado a la Reserva Federal de Estados Unidos a aumentar las tasas de interés de forma agresiva.
Estos factores, entre otros, están impulsando una huida en búsqueda de seguridad: los inversionistas abandonan Europa, los mercados emergentes y otros lugares para encontrar un refugio seguro en activos denominados en dólares estadounidenses, lo que obviamente exige tener dólares para comprarlos.
Esto no es un fenómeno nuevo. La invasión de Ucrania ha dado lugar a una apreciación inicial del dólar estadounidense frente a las monedas de los mercados emergentes, mayor a las apreciaciones relacionadas con la reacción a la reducción paulatina de liquidez de 2013 (i) y acontecimientos anteriores vinculados con conflictos en los que participaron exportadores de petróleo.
El mercado sigue esperando aumentos rápidos de las tasas interés por parte de la Reserva Federal. En situaciones similares de alzas rápidas de las tasas en el pasado, los mercados emergentes han enfrentado crisis. Este fue el caso de la “década perdida” en América Latina en los años ochenta, y la crisis del “tequila” ocurrida en la década de 1990 en México (que luego se extendió a Rusia y Asia oriental).
Preocupaciones por la deuda
Así que, partiendo de esa base, es de esperar que se produzcan más tensiones en el ámbito de la deuda soberana, que ya es un problema.
Muchos países, especialmente los más pobres, no pueden contraer préstamos en su propia moneda por el monto o los vencimientos que desean. Los prestamistas no están dispuestos a asumir el riesgo de recibir el pago en las volátiles monedas de estos prestatarios. En cambio, estos países suelen tomar préstamos en dólares, comprometiéndose a reembolsar sus deudas en dólares, independientemente del tipo de cambio.
Preocupaciones por el crecimiento
A medida que la Reserva Federal de Estados Unidos incrementa las tasas de interés, otros bancos centrales deben elevar sus propias tasas para seguir siendo competitivos y defender sus monedas. En otras palabras, se debe dar a los inversionistas una razón (mayor rentabilidad) para invertir en un mercado emergente en lugar de trasladar su dinero a activos estadounidenses menos riesgosos.
Financial Times, citando datos del Instituto de Finanzas Internacionales, informó recientemente (i) que “los inversionistas extranjeros han retirado fondos de los mercados emergentes durante cinco meses consecutivos en la racha más larga de retiros registrada [hasta la fecha]”. Se trata de un capital de inversión crucial que está saliendo de los mercados emergentes y trasladándose a “refugios” seguros.
Problemas del comercio
En el corto plazo, un dólar fuerte también puede ser un factor de peso en el comercio. El dólar estadounidense predomina en las transacciones internacionales. Las empresas que operan en economías que no se basan en dólares lo utilizan para cotizar y liquidar operaciones. Solo basta mirar productos básicos clave como el petróleo, que se compran y se venden en dólares.
A medida que el dólar se fortalece las importaciones se tornan más caras (en moneda nacional), lo que obliga a las empresas a reducir sus inversiones o gastar más en importaciones cruciales.
Las perspectivas del comercio a largo plazo son más halagüeñas para algunos, pero en general el panorama es desigual. Sí, las importaciones son más costosas en medio de un dólar fuerte, pero las exportaciones son relativamente más baratas para los compradores extranjeros. Las economías basadas en las exportaciones pueden beneficiarse, ya que el aumento de las exportaciones impulsa el crecimiento del PIB y las reservas extranjeras, lo que ayuda a paliar muchos de los problemas que se detallan en este artículo.
Para evitar la próxima crisis, los países deben actuar ahora para apoyar su posición fiscal y comprometerse con un endeudamiento sostenible.
(*) Director global, Práctica Global de Macroeconomía, Comercio e Inversión, Banco Mundial