LAS OBRAS DE DARÍO VIEJO FORMAN PARTE DE COLECCIONES PRIVADAS DE PERSONAJES COMO CARLOS SLIM HELÚ, Oscar de la Renta, Julio Iglesias y Donald Trump, entre otros.
El arte es cada vez más importante en todo el mundo. Miami no escapa a esta tendencia y los grandes artistas, museos y muestras son protagonistas en el Sur de la Florida. Dario Viejo es uno de esos artistas únicos que con su obra colorida y vibrante llama la atención de los grandes coleccionistas.
Dario Viejo no sólo es un gran artista. Es ingeniero físico nuclear, pintor, escultor, fotógrafo, productor y guionista de cine y espectáculos. Su obra es parte de libros de arte en su país natal Cuba y de la Edición Especial número VI, VII y VIII de “La Enciclopedia de Las Artes Visuales” de República Dominicana.
Su vida está llena de satisfacciones. Fue ganador del 1er. lugar del Premio de Pintura “Festival del Habano”, Cuba, 2000; ganador del Premio Internacional de Pintura “Medalla de Oro Dry- Martinis Barcelona”, España 1998 y obtuvo el 1er. lugar del Premio de Pintura “Juan David”, Cuba, 1995.
Lleva en su haber más de 200 exhibiciones colectivas y 65 personales, ferias de arte y bienales. Su obra forma parte de colecciones privadas de personajes como: Luciano Pavarotti, Bernardo Quetglas Rieho, Carlos Slim Helú, José María Cases, Fernando Báez Guerrero, Cándido Gerón, Oscar de la Renta, Julio Iglesias y Donald Trump, entre otros.
Dario Viejo es “Visitante Distinguido” de la ciudad de Miami desde el año 2004 y “Artista Distinguido” de la misma ciudad desde junio del 2013.
A través del proyecto “Dario Viejo Studio” encabeza la exhibición Itinerante “El Arte de Las Formas” desde Marzo 2012, también participó en la Feria de Arte Internacional “BarranquillArte 13” como Invitado especial por Miami. Desde agosto del año 2012 es uno de los artistas de la Galería Nina Torres Fine Art.
Su trabajo nos coloca frente a una pintura unificadora atenta a los signos y gestos de civilizaciones, lenguas y culturas, con un dibujo desentendido de lo anecdótico y cargado de enigmática belleza. Su evolución opuesta al realismo ha hechizado hasta los más exigentes cánones del arte académico.
Con un estilo único de formas reducidas cómplices de su mundo interior, y una capacidad subrayada para ver el color, el artista recurre a formas simplificadas de composiciones vibrantes con líneas y contornos dinámicos de un demarcado lenguaje vanguardista unipersonal, firma distintiva del artista moderno con temporáneo.