Por Donna Barne y Florina Pirlea/ Banco Mundial.
En muchos países, el flujo de este dinero llega a alrededor de los mismos niveles que la inversión extranjera directa (IED).
El dinero que los trabajadores envían a sus familias desde el extranjero se ha convertido en un aspecto fundamental de muchas economías en todo el mundo. Según los últimos datos disponibles, las remesas, nombre con que se denomina a este dinero, serán cada vez más importantes. Las remesas registradas oficialmente alcanzaron una cifra récord de $ 529.000 millones en 2018, y se estima que llegarán a $ 550.000 millones en 2019.

El flujo de este dinero llega a alrededor de los mismos niveles que la inversión extranjera directa (IED), pero si no se incluye a China constituye la mayor fuente de ingreso de divisas en los países de ingreso bajo y mediano, según la última edición de Migration and Remittances Brief (Reseña sobre migración y desarrollo) publicada por el Grupo Banco Mundial y la Alianza Mundial de Conocimientos sobre Migración y Desarrollo (KNOMAD). En otras palabras, si se excluye a China del análisis, las remesas ya han superado a la IED como la principal fuente de financiamiento externo.
En la actualidad, las remesas equivalen o superan el 25 % del producto interno bruto (PIB) en cinco países: Tonga, República Kirguisa, Tayikistán, Haití y Nepal.
“Las remesas se convertirán en la actividad más importante en materia de financiamiento del desarrollo”, dijo Dilip Ratha, economista principal de Macroeconomía y Gestión Fiscal del Banco y director de KNOMAD.
Hoy, las remesas triplican la asistencia oficial para el desarrollo, y la IED ha registrado una tendencia descendente en los últimos años, según el informe. “En cinco años, las remesas serán probablemente superiores a la asistencia para el desarrollo y la IED en conjunto”, indicó Ratha. “Los factores subyacentes que impulsan las remesas seguirán fortaleciéndose”, agregó. “En un futuro cercano, es posible que las remesas lleguen a un billón de dólares”.
Nuevas investigaciones estiman que las remesas digitales internacionales (criptomonedas, por ejemplo) superarán los USD 300.000 millones en el mundo en 2021.
Las remesas son un salvavidas para los países de ingreso bajo y mediano y constituyen una manera eficaz de aliviar la pobreza porque van directamente a las familias y es poco lo que se desperdicia, dijo Ratha. Las Naciones Unidas han reconocido la importancia que tienen las remesas en el desarrollo y en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
En los ODS se insta a reducir el costo del envío de las remesas al 3 % del valor de la transferencia de dinero. Los proponentes argumentan que las monedas digitales o las criptomonedas podrían ampliar el acceso al crédito y eliminar muchos cargos. Nuevas investigaciones estiman que las remesas digitales internacionales superarán los $ 300.000 millones en el mundo en 2021, lo que representa aproximadamente el 44 % del total de las remesas internacionales formales.
Pero los beneficios de las remesas se reducen debido al costo generalmente elevado de enviar el dinero, el que llega en promedio al 7 % en el caso de una transferencia de $ 200. Los bancos eran los medios más caros para enviar remesas, con una tasa de 10,9 %. En África al sur del Sahara, este valor es superior al promedio, llegando al 9,3 %.
Otra manera de maximizar el poder de las remesas es alentar a los trabajadores migrantes a invertir en sus países de origen de una manera más formal, por ejemplo, a través de bonos de la diáspora. Los bonos de la diáspora pueden servir para aumentar la productividad de las remesas y son “perfectos para financiar el desarrollo”, dijo Ratha.
Los trabajadores migrantes ahorran alrededor de $ 500.000 millones al año, además de enviar dinero a casa, puntualizó Ratha. Si se pudiese movilizar una décima parte de sus ahorros, eso podría representar un monto adicional de $ 50.000 millones para el financiamiento del desarrollo, señaló.
Ratha está preparando un bono de la diáspora para el estado indio de Kerala (i) como parte de un proyecto del Grupo Banco Mundial.
