Miami, martes 10 de mayo de 2022. Sus habituales escritos como directora en la Linterna Azul, desgranando la situación política que se vive en Colombia, pertenecen ya a la historia periodística del país que desde hoy añorará la agilidad mental que desprendía doña Helena Baraya de Ospina, fallecida en Bogotá a los 90 años en compañía de dos de sus hijos Patricia y Javier Ospina Baraya.

Helena nació en la capital de Colombia en el año 1932, y en tiempos donde el triunfo como mujer se ligaba a ser una abnegada esposa, demostró ser una adelantada a su época compaginando la maternidad de cinco hijos con una frenética actividad que le han conducido a un amplio respeto social e institucional recogido en más de una docena de galardones de alto prestigio atesorados a lo largo de una vida en la cual desempeño cargos como: Directora del Departamento Fomento de Turismo de Medellín, Gerente de la Corporación de Turismo de Antioquia o Miembro principal de la Junta Internacional de la Asociación de Oficinas de Convenciones y Turismo –IACBV-, (USA), ya que su especialidad en turismo fue uno de los elementos que podemos destacar en su desarrollo profesional.
UNA MUJER DE CARÁCTER Y FUERTES CONVICCIONES
Pero su tesón superaba el ámbito familiar y laboral, siempre posicionada en defensa de los derechos de las mujeres y contra la lacra del narcotráfico en años donde el plomo era la respuesta de los carteles. Un drama que se cobró la vida del menor de sus hijos, Lisandro, quien con solo 30 años fuera asesinado por los sicarios de Pablo Escobar, pero que lejos de amedrentarla reafirmó a Helena en la convicción de que contra el narcotráfico y la corrupción la lucha es el único camino.

Posteriormente asumió la presidencia de la Fundación Mariano Ospina Pérez, dando siempre signos de vitalidad y anteponiendo los intereses de las clases agrícolas en memoria del exmandatario, aportando incluso bienes personales a esta causa de la que hizo bandera tanto en Colombia como fuera de sus fronteras, generando sinergias y alianzas en toda Latinoamérica y Europa.
Sus familiares y amigos pueden sentirse orgullosos del legado que deja una mujer muy querida por sus cercanos y las clases populares del país, pero siempre vista con recelo por lobbies que no lograron silenciar su pluma e impedir el recuerdo de sus acciones.
Requiescat in pace y que Dios la tenga en su presencia.