Redacción/ Miami.
La presidencia de Mauricio Macri no está alcanzando casi ninguna de las metas que se propuso allá por el mes de noviembre 2016, cuando el empresario consiguió la victoria en las elecciones del país latinoamericano. El último dato negativo que acumula su gobierno es el de la inflación, que se había conseguido controlar desde su llegada gracias a la intervención por parte de las organizaciones extranjeras, como el Fondo Monetario Internacional, y la confianza demostrada por los grandes países del planeta. La inflación argentina llegó al 6,5% mensual, tras la enorme subida del Índice de Precios al Consumo (IPC) que se elevó al 40,5% en su medida interanual.
La última vez que el IPC interanual fue más alto que este 40,5% fue en abril de 2016, cuando Mauricio Macri aprobó el llamado primer tarifazo, respecto a los precios de la luz, el gas, el agua y combustibles. Sin embargo, ahora el gobierno argentino no ha tomado ninguna medida impopular que pudiera afectar a este índice que es el más alto de toda la región, a excepción de Venezuela. Las causas hay que buscarlas en diversos frentes. Uno de ellos es la depreciación del peso argentino, que perdió un 10% de su valor en comparación con la divisa estadounidense, en el mes de septiembre. Con esa devaluación alcanzó el récord de 42,1 unidades por cada dólar, acumulando una caída del 50% en lo que va de año.
El escenario apunta a una subida del IPC que rondará el 40%, una cifra similar a la de los últimos años del kirchnerismo. Los sectores que acumulan mayores subidas en 2018 son el transporte, con un 47,4%, comunicación (39%), equipamiento y mantenimiento del hogar (36,4%) y alimentos (35,8%).