Redacción/ Miami.
La guerra civil de El Salvador comenzó en 1980 y acabó en 2002. Fueron 12 años de violencia que ocasionaron una diáspora de miles de salvadoreños que buscaron en Estados Unidos un lugar de paz y prosperidad. Desde que se establecieron en EEUU, estos miles de personas buscaron un trabajo y comenzaron a formar sus familias. Trump, ahora, le retira el llamado Estatus de Protección Temporal (TPS por sus siglas en inglés) y les da 18 meses para que los inmigrantes encuentren un visado legal o tendrán que irse del país.
Este TPS no proviene de aquella llegada masiva de salvadoreños. Este tipo de permiso especial se creó en 1990 con el fin de permitir la entrada y permanencia a aquellas personas que proceden de países en los que han ocurrido desastres o catástrofes naturales. El Salvador fue incluido en el programa en 2001, cuando dos devastadores terremotos destrozaron el país. Trump defiende que este permiso es temporal y que Estados Unidos puede cancelarlo si así lo desea. No obstante, miles de salvadoreños tuvieron hijos que obtuvieron la nacionalidad estadounidense y que tendrán que ver como sus padres deberán salir del país si no consiguen un visado legal.
Este TPS con incidencia en los ciudadanos de El Salvador suponía para Trump una tentación demasiado fuerte en relación a sus intenciones de acabar drásticamente con la inmigración ilegal en EEUU. Sin embargo, las consecuencias de esta decisión pueden ser mucho más graves que en otras ocasiones en las que EEUU ha cancelado el TPS para otros países como por ejemplo los 59.000 haitianos, los 5.300 nicaragüenses y los 1.000 sudaneses que ya fueron afectados por la suspensión del TPS que protegía a sus países.