Redacción/ Miami.
Las compañías de aeronáutica suelen tener descuadres importantes en su caja cuando acaba el ejercicio fiscal. La causa puede ser derivada tanto de una mala gestión como de los inmensos desembolsos que hacen cuando tienen que fabricar un nuevo aeroplano. Es parte de lo que le ha ocurrido a Airbus.
El beneficio del consorcio aeronáutico europeo, Airbus tuvo un beneficio de casi 3.000 millones de dólares a pesar de que tuvo pérdidas de 1.299 millones de dólares a causa del ensamblaje del nuevo avión de transporte militar, el A400M, cuyo ritmo de producción y entrega está siendo algo más demorado de lo que se esperaba. La facturación global de Airbus el pasado año fue de 66.767 millones de euros, una cifra estable en términos brutos, pero en alza si se tiene en cuenta que su perímetro se redujo en unos 2.000 millones.
Los pedidos, en general, se desarrollaron hasta el 17% hasta 157.690 millones de euros, gracias al tirón del 25 % de la división de aviones comerciales (143.361 millones), que consiguió contratos para 1.109 unidades netas (731 en 2016). Sin embargo, el negocio de helicópteros fue mucho menor, con un alza tan sólo del 8 % hasta 6.544 millones, mientras que la cifra de negocios de la defensa y espacio bajó un 42 % a 8.893 millones, pero en este caso debido a la salida del perímetro de consolidación de una parte del negocio. Lo que sí queda claro es que Airbus se ha colocado entre las compañías aeronáuticas más importantes del mundo acumulando pedidos y entregas con operadoras procedentes de todos los países del mundo y de todos los puntos cardinales.