Redacción/ Miami.
El Fondo Monetario Internacional sigue empeñado en ayudar a Argentina para que no caiga en la bancarrota total. El organismo internacional sumará otros 7.000 millones de dólares al crédito de 50.000 que ya le fue aprobado al país gobernado por Mauricio Macri en el mes de junio. Los inversores no quieren que las políticas neoliberales del país argentino caigan en saco roto y que se pueda crear una ruptura social que acabe con una forma de entender la economía argentina que favorece a los inversores internacionales.
Los plazos de entrega, además, han sido aplazados hasta el año 2019. El FMI le da aire al gobierno de Macri de esta forma, aunque la situación económica del país continúa siendo muy complicada, con la moneda muy volátil y devaluada y escasa confianza entre los mercados internacionales. Lo anunciaron la directora gerente del FMI, Christine Lagarde y el ministro de Economía de Argentina, Nicolás Dujovne. “De 6.000 millones previstos para 2018 se pasa a 13.400 millones. En 2019 se pasa de 11.400 millones a 22.800 millones. Dichos fondos ya no tienen carácter precautorio, sino que podrán ser utilizados como soporte presupuestario”, afirmó Dujovne.
Además, es importante decir que este dinero no estará destinado a la devolución de la deuda, sino que se podrá utilizar en los presupuestos generales de la república. Es un hecho de confianza extraordinario y raro hacia Buenos Aires, que verá cómo tendrá movilidad para destinar dinero al gasto público. Claramente, parece que el FMI no quiere que exista una ruptura social en el país que derive en un nuevo gobierno lejano de los intereses de los inversores privados internacionales. “Estos esfuerzos son para ayudar a Argentina a estabilizar su economía”, indicó Lagarde.