Miami, lunes 18 de mayo de 2020. A medida que la pandemia de COVID-19 se extiende por todo el planeta, millones de personas siguen el consejo de lavarse las manos que dan los expertos en salud. Se trata de un sencillo medio de promoción de la salud pública, pero el lavado de manos es una de las formas más eficaces de prevenir la transmisión de enfermedades, no solo de coronavirus (por ejemplo, la COVID-19), sino también de la diarrea, el cólera y la fiebre tifoidea.
Sin embargo, este simple hábito de prevención contra la infección sigue estando fuera del alcance de 3000 millones de personas en todo el mundo, que carecen en su hogar de una instalación para lavarse las manos con agua y jabón.
Hoy en día, el 47 % de las escuelas no dispone de instalaciones para el lavado de manos con agua y jabón, lo que afecta a 900 millones de estudiantes. Y en el 16 % de los centros de atención a la salud no hay instalaciones para lavarse las manos en las áreas donde los pacientes reciben asistencia o cerca de los baños.
Durante la pandemia de COVID-19 y los brotes de enfermedades infecciosas, una respuesta de emergencia eficaz puede ampliar el acceso a esta práctica de salud pública tan básica. El Banco Mundial trabaja en estrecha colaboración con los países y los asociados para asegurar que las comunidades tengan acceso a instalaciones fijas y portátiles para lavarse las manos, a jabón o a desinfectantes para manos a base de alcohol, y a un abastecimiento de agua fiable. También contribuye a que la gente comprenda los beneficios del lavado de manos a través de herramientas y tácticas educativas y conductuales.
Dado que la COVID-19 nos plantea ahora nuevos e imprevisibles desafíos, los equipos sobre el terreno también prestan apoyo directo a la respuesta a la pandemia en los países mediante la rápida adaptación de la promoción de la higiene dirigiéndose a un público más amplio, trasladando las campañas a Internet —debido a las limitaciones de la movilización social presencial— y haciendo hincapié en las diferentes vías de transmisión del coronavirus.
Fuente: Banco Mundial