Miami, martes 26 de abril de 2022 (Por Dr. Rafael Marrero). Como Poncio Pilato, el inquilino de la Casa Blanca, Joe Biden, intenta lavarse las manos frente al panorama inflacionario actual y culpar a Vladimir Putin, el invasor de Ucrania, como el responsable del aumento en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) que hoy afecta enormemente a los Estados Unidos.
Si bien el conflicto ruso-ucraniano ha influido en el incremento de la inflación a nivel mundial, sobre todo, por el alza en el precio del petróleo, la situación que enfrenta nuestro país actualmente comenzó a cebarse desde inicios de 2021, cuando la presente Administración asumió el poder, y no a raíz de la guerra Rusia-Ucrania.
IPC: datos de marzo
La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS, por sus siglas en inglés) dio a conocer que, en marzo, el índice de la gasolina subió un 18,3 %; el de la energía, un 11,0 %; el de las tarifas aéreas, un 10,7 %; el de la electricidad, un 2,2 %; el de los alimentos en el hogar, un 1,5 %; el de la comida en general, un 1,0 % y el de la vivienda, un 0,5 %.
Otros índices que subieron el mes pasado fueron: servicios de transportación (2,0 %), seguro de los vehículos de motor (0,7 %), ropa y servicios de atención médica (0,6 %), bebidas alcohólicas y tabaco (0,5 %), servicios hospitalarios (0,4 %) y autos nuevos (0,2 %).
Según el reporte de dicha oficina, los incrementos en el precio de la gasolina, la vivienda y los alimentos fueron los que más contribuyeron a que el IPC subiera un 1,2 % en marzo en comparación con febrero, el mayor aumento mensual desde que comenzó la actual inflación.
IPC: datos del año
Obviamente, al subir el IPC de marzo a ese punto, también lo hizo el anual tras alcanzar el 8,5 % y posicionarse como la tasa más alta en los últimos 40 años. A este tristemente histórico índice contribuyeron los elevados precios de varios productos y servicios, entre ellos, los siguientes:
- Gasolina: 48,0 %
- Carros usados y camiones: 35,3 %
- Energía: 32 %
- Tarifas aéreas: 23,6 %
- Gas: 21,5 %
- Autos nuevos: 12,5 %
- Electricidad: 11,1 %
- Comida: 8,8 % (el más alto desde mayo de 1981)
- Servicios de transportación: 7,7 %
- Ropa: 6,8 %
- Todos los artículos, menos comida y energía: 6,5 % (el más alto desde agosto de 1982)
En opinión de mi colega, el economista jefe de Regions Financial Corp, Richard F. Moody, la carga que representa este aumento de los precios podría estar provocando un retroceso de los consumidores. Y no es para menos.
«Hay un elemento de sorpresa cuando las personas van a llenar su tanque o van a la tienda de comestibles. Los hogares de ingresos bajos y medianos ya tienen que tomar decisiones sobre qué comprar, porque tienen que pagar mucho más por los alimentos y la energía», señaló el experto.
En busca del culpable
Tras conocer el alza del IPC en marzo, los demócratas no han hecho más que tratar de desviar la atención del caso hacia el Kremlin, intentando hacerle creer a la gente que la culpa del aumento en los precios estriba mayormente en la confrontación ruso-ucraniana.
En un análisis sobre el tema, The Wall Street Journal (WSJ) señaló que «la tendencia de la inflación comenzó en serio hace un año, al comienzo de la presidencia de Biden [y] se ha acelerado durante la mayor parte de los últimos 12 meses, mucho antes de que Putin decidiera invadir».
La propia fuente resaltó que los precios de todos los artículos, excluyendo alimentos y energía, subieron un 6,5 % en el último año, independientemente del alza en el precio del combustible como consecuencia «de los alborotos en los mercados petroleros desde la invasión».
¿Qué decir de los precios de los servicios, exceptuando la energía? Pues que también aumentaron un 4,7 % en los últimos 12 meses, o sea, mucho antes de que se agravaran los problemas en la cadena de suministro debido al conflicto bélico de marras.
Cabe preguntarse ahora: si el costo de esos múltiples servicios que no tienen nada que ver con el combustible fue en trepidante alza de marzo de 2021 a marzo de 2022, ¿por qué la Casa Blanca quiere vendernos la idea de que la guerra es la culpable? Según WSJ, «eso es mejor que culpar a sus propias políticas».
Claro. Para la actual Administración, es mucho más fácil deslindarse del problema y buscar a otros culpables. Pero no nacimos ayer: en realidad, todos sabemos que el verdadero responsable del fenómeno es el mismísimo Biden y sus consabidas e inadecuadas decisiones.
La pesadilla inflacionaria
Para el presidente del comité de acción política conservador Club for Growth, David McIntosh, la Casa Blanca está culpando demasiado a las acciones de Putin. En su opinión, «el gasto imprudente, las regulaciones energéticas contraproducentes y las restricciones innecesarias por el COVID-19 de la Administración Biden, [son las razones que] han llevado al aumento de los precios».
Citado por el New York Times, McIntosh dijo en un comunicado que, «mientras los demócratas están tratando de fingir que la inflación de Biden se debe a Putin, el hecho es que los votantes estadounidenses no lo creen».
El líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, por su parte, señaló que, bajo el presidente Biden, «los precios se están acelerando más rápido que nunca en más de 40 años, absorbiendo los cheques de pago y agotando los ahorros».
Entretanto, el principal republicano en el Comité de Presupuesto de la Cámara de Representantes, Jason Smith, auguró que los estadounidenses quedarán atrapados en esta pesadilla inflacionaria si los demócratas continúan controlando ambas cámaras del Congreso.
La leña al fuego
El gran gasto federal durante el segundo año de la pandemia y la incorrecta política monetaria subsiguiente, podrían ser factores claves en el gran aumento de la inflación en los Estados Unidos.
Recordemos que, a los 900 000 millones de dólares aprobados por Donald Trump en 2020 para lidiar con el coronavirus, se sumaron otros 1,9 billones en 2021, aprobados por Biden.
Tal como alertaron tantos economistas y expertos en el tema en su momento, a esa exagerada “ayuda” financiera por el COVID-19 le sobrevendría un mal mayor: una inflación de proporciones gigantescas que frenaría el desarrollo de la economía y afectaría sobremanera el bolsillo de los estadounidenses. Dicho y hecho.
A ello hay que sumarle el respaldo de la Reserva Federal (Fed) a las tasas de interés. Aunque su principal objetivo es reducir la inflación, como recalcara en días recientes su gobernadora, Lael Brainard, el Banco Central se enfrenta ahora a la misión de endurecer la política monetaria sin frenar el crecimiento dado que no tiene otra opción.
Tal como sostiene en su análisis The Wall Street Journal, el aumento de la inflación exige un cambio de política hacia una mayor restricción monetaria y menos gastos que alimenten el exceso de demanda, una tarea que sería mucho más fácil si hubiera comenzado un año atrás.
Economistas consultados por AP News alegaron estar preocupados porque la Fed ha esperado demasiado tiempo para comenzar a subir las tasas, hecho que pudiera terminar actuando tan agresivamente como para desencadenar una recesión.
Independientemente de que se tomen medidas urgentes o no, incluso, aunque la inflación haya alcanzado su punto máximo en marzo, expertos citados por USA Today, entretanto, dijeron que salir de este panorama no será nada fácil.
Uno de ellos es Sam Bullard, economista de Wells Fargo, quien aseguró que «el descenso de la inflación va a ser dolorosamente lento». Pooja Sriram, economista de Barclays, por su lado, sostuvo que la guerra podría extender los problemas de suministro y los precios descomunales por más tiempo de lo esperado.
Según ella, la inflación anual seguirá siendo del 6,4 % en junio y del 4,4 % a finales de año. Entretanto, para Kathy Bostjancic, economista de Oxford Economics, el índice inflacionario anual alcanzará el 9 % en mayo y luego comenzará a experimentar un lento descenso.
El impuesto inflacionario
Naturalmente, los vaticinios sobre los precios son terribles para los trabajadores y consumidores estadounidenses. El aumento inflacionario de marzo significa que los salarios reales cayeron un 0,8 %, equivalente a una disminución del 2,7 % en el último año.
Con sueldos más bajos, y precios de bienes y servicios más altos, se sobreentiende entonces el malestar al respecto. La gente se pregunta hasta cuándo tendrá que seguir pagando tanto por lo mismo; de hecho, hay un desconcierto general, porque, a juzgar por cómo está el escenario, no se ve ninguna luz al final del túnel.
Es más: según previsiones realizadas por expertos de Bloomberg Economics, los hogares estadounidenses tendrán que desembolsar unos $5200 dólares más en 2022 comparado con 2021 a causa de la gran inflación que estamos sufriendo.
De acuerdo con dichos especialistas, solamente los precios de la comida y la energía (incluyendo la gasolina y la calefacción), representarán un gasto extra de unos $2200 dólares anuales, algo que repercutirá mucho más en aquellos que ganan menos.
Una encuesta reciente de CBS, citada por el New York Times, encontró que los precios más altos han sido una dificultad para el 66 % de las personas encuestadas, algo que ha obligado a más de la mitad a recortar gastos, principalmente, en alimentos.
Como no podía ser de otra manera, esta situación ha afectado tanto la confianza del consumidor como los índices de aprobación de Joe Biden antes de las elecciones de medio término en noviembre.
La retórica inadmisible
Un artículo del Washington Post subrayó la vulnerabilidad de esta situación para el Partido Demócrata. Por más que «Biden ha tratado de cambiar el nombre al reciente aumento de la inflación como “un aumento de precios de Putin”, esa retórica no parece haber elevado su índice de aprobación sobre la economía antes de las elecciones intermedias de 2022».
Naturalmente, el actual mandatario ha dicho que tratará de reducir los precios de la gasolina y los alimentos, que es lo que más perjudica al presupuesto familiar, pero de tratar a lograr, hay un largo camino. Con solo siete meses por delante antes de las elecciones de medio mandato, francamente, no lo tiene fácil.
Tal como han dicho y recalcado los republicanos, la Fed y la Casa Blanca han sido demasiado lentos para combatir los elevados precios. Incluso, el mismísimo presidente de la Fed, Jerome Powell, quien creía que la inflación alcanzaría su punto máximo en el primer trimestre de este año y luego se estabilizaría, ahora considera que «esa historia ya se ha derrumbado».
En vista de ese criterio desesperanzador, de las estadísticas del IPC (que mes tras mes sorprenden más, para mal) y el creciente descontento popular que vive la nación, los demócratas tendrán que hacer malabares para revertir el problema, de lo contrario, podrían vérselas muy negras en lo adelante.
Los precios de casi todo están por las nubes. El bolsillo de la mayoría se resiente. Los consumidores exigen soluciones. Y es él, Joe Biden, y no nadie más, el responsable de esta problemática. ¡Qué Putin, ni qué Putin! La inflación que carcome a nuestra economía tiene su cuño como jefe de Estado que es.
Sobre el Dr. Rafael Marrero
Multipremiado economista, empresario, comentarista de noticias y autor Bestseller. Graduado de las universidades de Stanford y Cornell, es un reconocido experto en EE.UU. en contratación federal, emprendimiento para pequeñas y medianas empresas y gestión de proyectos de infraestructura.
Fuentes: