Redacción/ Miami.
Han sido 9 largos años desde el inicio de la crisis económica y desde el comienzo, también, de la estrategia de la Reserva Federal (FED) estadounidense de tratar de estimular la economía del país manteniendo desde el impulso del dinero público. Pero todo tiene su final, como diría la canción, y la Reserva Federal puso ayer fin a estos estímulos tras dos días de deliberación. Además, anunció que mantendrá las tasas de interés al mismo nivel que hasta ahora.
La Reserva Federal, por tanto, reducirá sus inversiones en los Bonos del Tesoro y en los títulos hipotecarios que han tratado de activar la economía de los ciudadanos estadounidenses desde el comienzo de la recesión. La Reserva Federal había dado muestras de su decisión en los meses pasados en diversas declaraciones de su presidenta, Janet Yellen. A pesar de que la propia Yellen había visto signos positivos en la economía del país estadounidense, advirtió también acerca de los perjuicios que puede suponer una excesiva confianza en la situación económica. Yellen lanzó algún mensaje en contra de la visión económica del nuevo presidente del país, Donald Trump, quien tiene una perspectiva mucho más liberal y lejana de la intervención del estado en la economía que su antecesor, Barack Obama.
La FED, además, no cambia sus tasas de interés y las mantiene entre el 1% y 1,25%, dice el comunicado con el que ha hecho públicas sus medidas. La entidad, por tanto, va iniciar el descenso de su inversión que llegó a mantener un récord histórico de 4,5 billones de dólares en activos como bonos del Tesoro y títulos apoyados en créditos hipotecarios. Esta nueva estrategia de la FED supone también que la organización económica estadounidense no pueda utilizar el dinero que consigue con sus inversiones en nuevas inversiones. Por tanto, se alejará de la liquidez proyectada hasta ahora. El ritmo de desinversión será de 10.000 millones de dólares mensuales durante tres meses y luego será de 10.000 millones de dólares cada tres meses.