Cuando el ser humano odia, crea en su mente subconsciente, una idea clara que termina por tomar cuerpo. Por eso aquello que aborrece u odia sucederá con toda certeza.
La única manera de eliminar estas ideas, es por medio de la no-resistencia. Conocí a una mujer que se sentía atraída por un hombre que todo el tiempo le hablaba de sus fascinantes primas, aquel hombre se fue de su vida, pues ella estaba cargada de celos y antipatía. Poco después conoció a otro hombre que también le gustaba mucho, pero durante una conversación este también le hablo de unas primas a las cuales amaba mucho. La mujer se molesto en un principio, pero después rió, porque invariablemente terminaba por encontrarse con las primas.
En ese momento probo la no-resistencia, bendijo a todas las primas y primos del universo y les mando su buena voluntad, entendió que si no procedía de esa forma, cada hombre que se le aproximara terminaría yéndose, gracias a la postura que tomo, alcanzo el éxito y jamás volvió a escuchar nada sobre las primas.
Este es el motivo por el cual tantas personas tienen experiencias horribles que suceden una y otra vez a lo largo de sus vidas.
Había una mujer que todo el tiempo se jactaba de sus problemas, siempre le estaba diciendo a los demás:” ¡yo conozco mejor que nadie, lo que son los problemas!” e inmediatamente esperaba que le dieran unas palabras de alivio y cariño.
Evidentemente entre más hablaba de sus problemas, tenía más obstáculos, pues ella mismo se condenaba con sus palabras. Para neutralizar sus problemas en vez de aumentarlos ella tendría que haber pronunciado las palabras adecuadas, por ejemplo, si hubiera repetido una y otra vez: “Marcho libre y niego cualquier peso sobre el Cristo que hay en mi2, en vez de haber proclamado a los cuatro vientos su infortunio, se hubieran borrado de su vida los problemas, pues “por tus palabras serás juzgado”.
El ser humano siempre cosecha en lo exterior aquello que ha sembrado en el mundo de su pensamiento, pues “te daré la tierra que ves”.
Una mujer que necesitaba dinero, iba caminado por la calle repitiendo “que Dios era su proveedor inmediato” y sucedió que en ese preciso instante encontró tirado en el piso un billete de dos dólares, echo una vistazo a su alrededor y vio cerca a un policía, pero cuando fue a dárselo, este le dijo que tenia un rato de estarlo viendo y pensaba que era la envoltura de un chicle, que se lo quedara.
Ciertamente muchas personas pasaron junto al billete, pero cuando tu vienes se apartan igual que las hojas, las demás personas teniendo carencias pasaron al lado del billete sin verlo, pero en ella sus palabras de fe se ampliaron, sucede lo mismo con las oportunidades que hay en la vida, algunos las ven y otros las dejan pasar. “La fe sin trabajo o acciones, esta muerta”.
Por Florence Scovel-Shinn