Miami, lunes 10 de enero de 2022
El aumento de las infecciones por COVID-19 entre los trabajadores de Estados Unidos ha obligado a las plantas cárnicas a ralentizar la producción y al gobierno a sustituir a los inspectores de los mataderos, informaron las empresas del sector y los funcionarios sindicales.
La industria de la carne, uno de los primeros epicentros de la pandemia en 2020, es el último sector que se ha visto afectado por el aumento de los casos de la variante ómicron, altamente contagiosa, que también ha dejado a las aerolíneas, los hospitales y las escuelas buscando personal.
Cargill Inc, uno de los principales productores de carne de vacuno de Estados Unidos, operó algunas plantas a una menor capacidad de sacrificio la semana pasada, dijo el portavoz Daniel Sullivan.
Una menor capacidad de sacrificio reduce la oferta de carne de vacuno en Estados Unidos en un momento de auge de la demanda y significa que los ganaderos deben mantener el ganado más tiempo en los corrales de alimentación o en los ranchos. Un periodo sostenido de menor producción podría aumentar aún más los altos precios de la carne en un momento de temor a la inflación.
«Estamos viendo que el recuento de casos oscila a medida que las comunidades trabajan para gestionar la propagación del COVID-19, especialmente la variante ómicron», dijo Sullivan.
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos estimó que los procesadores de carne de vacuno mataron 112.000 reses el viernes, un 6% menos que el año anterior e igualando los niveles del 3 de enero, que fueron los más bajos desde octubre. El sacrificio de cerdos, por su parte, descendió un 5% respecto al año pasado el viernes, según el Departamento.
(Reporte de Tom Polansek en Chicago; reporte adicional de Leah Douglas en Washington y Christopher Walljasper en Chicago; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)
Reuters, Yahoo Finanzas