Miami, viernes 23 de septiembre de 2022
Si ser un trabajador de servicios era difícil antes de la pandemia, una vez que golpeó, las cosas se volvieron francamente miserables para muchos.
Los minoristas que permanecieron abiertos enfrentaron interrupciones en la cadena de suministro y subidas y caídas en la demanda de los clientes.
Menos empleados tuvieron que trabajar más horas y el aumento de las horas extra contribuyó al agotamiento. Con las escuelas cerradas y el transporte público reducido, algunos empleados se debatían entre la falta de cuidado de niños y un trayecto al trabajo más difícil.
Los casos de abuso a los trabajadores y los informes de clientes groseros se dispararon, y aunque algunas empresas ofrecieron bonos, pocas aumentaron los salarios u ofrecieron pagos por riesgos.
Y en muchos casos, el trabajo era peligroso.
Otras formas de negocios se trasladaron a internet, pero «en la industria hotelera, por ejemplo, es muy difícil reemplazar a alguien que está en la recepción de un hotel con alguien que trabaja virtualmente», dice Serge da Motta Veiga, profesor de gestión de recursos humanos en la Escuela de Negocios EDHEC de París.
Eso significaba que los trabajadores de servicio de primera línea, obligados a interactuar con colegas y clientes mientras todos los demás se refugiaban en casa, se encontraban entre los más vulnerables a la covid-19.
En el primer año de la pandemia, el 68% de los fallecidos en EE.UU. eran trabajadores del sector laboral, minorista y de servicios.
Fuente: Kate Morgan. BBC Worklife, BBC Mundo