Redacción/ Miami
Según el estudio “La brecha creciente”, que fue divulgado el martes, se proyecta que para el 2043 los hogares integrados por latinos y afroamericanos serán más de la mitad de la población de EE.UU. y serían necesarios 84 años de avances para que puedan igualar los niveles de riqueza que ostentan hoy los blancos.
Para ese año, la “brecha de riqueza” que engloba en estas cifras ingresos económicos así como propiedades o bienes materiales “se habrá duplicado, en promedio, de los $500,000 del 2013 a cerca de un millón de dólares”, entre estas familias y los hogares blancos. El reporte advierte que para ese entonces, dejará de ser un problema racial y social y se convertirá en el mayor problema económico del país. En la actualidad solamente el 41% de afroamericanos y el 45% de hispanos son propietarios de viviendas, comparado con el 71% de blancos.
Emanuel Nieves, uno de los autores del estudio que realizaron especialistas de la Corporación para el Desarrollo Empresarial y del Instituto de Estudios sobre Políticas, dijo que la población hispana crece a tal velocidad en este país que dentro de 30 o 60 años “no tendrá el poder de compra suficiente” para mantenerse, a menos que se introduzcan cambios para reducir la brecha. Los latinos y afroamericanos ganan anualmente entre $13,000 y $20,000 menos que los blancos, y en el caso de una emergencia financiera o médica dos tercios carecen de los ahorros para sobrevivir tres meses sin trabajar.
La misma precariedad existe en los planes de jubilación, con menos dinero ahorrado que los blancos; así como a nivel educativo, donde solamente el 15% de hispanos adultos y el 20% de afroamericanos adultos, logran completar cuatro años de universidad.
Nieves destacó que en las últimas dos décadas el gobierno federal gastó miles de millones de dólares en programas para ayudar a las familias a comprar casas, ahorrar para el retiro, comenzar negocios propios o pagar la educación universitaria. Sin embargo, los resultados fueron opuestos porque se beneficiaron más las familias ricas, en condiciones de deducir de los impuestos los intereses de sus propiedades inmobiliarias y negocios. “El dinero invertido no llegó a las minorías, sino que fue a parar a las manos de los que ya tienen fortuna”, dijo Nieves.
El economista de origen puertorriqueño dijo: “estamos tan enfocados en el presente que no le prestamos atención a lo que se nos viene”.